Matías Adhemar

esos muertos que siguen hablando Tan estridente como efímera, una noticia logró sortear la agenda impuesta por el Gobierno ultralibertario: los muertos ya no caben en el cementerio de la capital de la provincia de Buenos Aires. De inmediato se activaron temores que en nuestro país parecen haberse convertido en atávicos, mientras lo que sucede después del fin de la vida sigue determinado por burocracias abandonadas a su repetición.